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¿Fue un reto el trabajo comunitario?

Por: Jackelyn Collanqui Torres

Para empezar este ensayo, debería explicarles que causó mucha extrañeza cuando leí en mi malla curricular que llevaría lenguaje, estaría repitiendo algo que llevé por 11 años, ¿qué más podrían enseñarme aparte de leer y escribir correctamente? Empecé el curso con algo de desánimo ya que pensé que sería muy sencillo y aburrido, entonces no requería mucho de mi esfuerzo, ahora me río de mi yo de hace 14 semanas atrás, porque empezamos con el trabajo comunitario y realmente fue un chambón, como se dice coloquialmente en Perú, no sabía tantas cosas ni cómo actuar ante algunas situaciones, el inicio de esta montaña rusa fue muy difícil para, las preocupaciones aparecieron; las cuales eran que esto me iba a superar, porque no sabía cómo enseñar y mucho menos a niños tan pequeños, mis debilidades fueron evidenciadas cuando pensamos en realizar la encuesta a su estándar, no sabía qué palabras usar para llegar a ellos, pero pude superar eso gracias al apoyo de mis compañeros, maestro y la maestra que nos tocó en el colegio Santa Angela Mereci. La adquisición de herramientas para mi desarrollo eran necesarias quería hacer un buen trabajo. El significado del trabajo comunitario es muy especial en mí, me formó como una persona.

Mis compañeros de grupo se las apañaron para conseguir un colegio que nos pueda regalar unas cuantas horas a la semana en una de sus aulas de clase para poder realizar nuestra tarea, porque al inicio así lo fue para mí solo una nota muy importante que tenía que obtener. Con una compañera como mediadora conseguimos el aula del primer grado de primaria. No lo podía creer, ¡nos tocaría enseñarles a niños de 6 años! Pensé que podía ser peor, nunca en mi vida había tratado con niños y menos en una edad tan temprana, tuve miedo de enseñarles mal, qué pasaría si ellos no me entendían o que yo no los entienda. La preocupación se apoderó de mí, tuve que buscar algunas técnicas para poder mantenerlos callados cuando explicamos el tema, un compañero sugirió la canción del "Tallarín", decidimos aplicarla en nuestra primera sesión y resultó genial. Los niños se la aprendieron muy rápido, la cantaban y bailaban con nosotros, se podría decir que a pesar de lo inexpertos que éramos, nos salió muy bien la primera sesión.

Para la segunda sesión, antes de entrar al aula la profesora nos hizo algunas recomendaciones y nos dijo lo positivo que habíamos realizado en la sesión anterior, así que decidimos fortalecer eso, me tocó la segunda sesión, pero antes de eso había buscado técnicas de cómo mejorar mi dicción al hablar y mantener sin nervios cuando lo haga. Mientras se desarrollaba la clase, veía a los niños muy interesados y se evidenciaba que aprendían porque pusimos juegos de relacionar y lo hicieron increíble.

“… para lograr que los jóvenes interioricen las habilidades blandas, estas deben estar envueltas en contextos que les den sentido a los alumnos” (Claro, 2014, p.1). Esto es tan cierto, mis expectativas del curso iban creciendo cada vez más, ya que tuve que aprender sobre el desenvolvimiento personal, aprendí a hablar calmada, tomarme mi tiempo al respirar y esperar a responder las dudas de los niños, no adelantarme, tenía que ir a dictarles clases sobre el reciclaje a niños, era un reto demasiado grande para mí (1), las palabras no salían con facilidad de mi boca, requerí revisar los materiales que el curso me había proporcionado para poder hacer bien mi trabajo, esto ya no se trataba de querer aprobar, esto ya era querer crecer, ver mi desarrollo como futuro profesional en ciencias de la salud, necesitaba obtener técnicas para superar esto. Pasando las semanas obtenía más información de cómo lograr un crecimiento en mis habilidades blandas, nació en mí el espíritu de desarrollo grupal, también aprendí a resolver conflictos en el momento, lo descubrí cuando el grupo de niños no sabía cómo hacer las bolsitas de papel o las botellitas, me costó demasiado darme cuenta que yo sí podía, la preocupación ya no afectaba mis siguientes sesiones, porque empecé a disfrutar esta experiencia entonces note que el obtener una nota ya no era primordial para mí, en fin la nota es solo un número más (2).

Lo logré, ya finalizando mi trabajo comunitario, noté que el curso me ha hecho bien, puedo decir que he pasado este curso, aunque aún no lo sé a ciencia cierta, con mucha ímpetu y ganas, esas que me faltaron al iniciarlo, no solo por querer obtener un promedio alto, ya no existían miedos, solo era yo, la que se esforzaba porque quería demostrar que podía aprender lo que me impartió este curso, lo que fue la resolución de conflictos, mejorar mi dicción al hablar, ser pausada cuando explicaba a los niños, la empatía. Lo aprendido se queda para la formación de una futura obstetra que supo desarrollar algunas habilidades que no sabía que tenía.

REFERENCIAS :

Oliva A, Reina C, Hernando A, Antolín L, Pertegal M, Parra A, Pascual D. Activos para el desarrollo positivo y la salud mental en la adolescencia. Junta de Andalucía-Consejería en salud. 2011 Recuperado de http://www.juntadeandalucia.es/salud/sites/csalud/galerias/documentos/c_3_c_1_vida_sana/adolescencia/desarrolloPositivo_activos.pdf Instituto del Desarrollo de la Juventud. Estadísticas. 2016 Recuperado de http://juventudpr.org/estadisticas/?c=4. Claro, S. (2014). El desarrollo de habilidades blandas en los estudiantes les asegurará éxito en el futuro. Investigación conducente al doctorado en la universidad de Stanford

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