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LEER O NO LEER, HE AHÍ EL DILEMA

Los estudiantes universitarios leemos todos los días, y ya es una costumbre para nosotros leer largas horas, subrayando, haciendo resúmenes o mapas conceptuales. Pero, eso es debido a la enorme cantidad de lecturas previas que hemos realizado, cada uno de nosotros tiene una forma de leer particular y la ha obtenido de las experiencias previas de lectura. Esta forma de leer propia de cada uno puede ser, desde leer dos veces el texto para entender a profundidad, tener un lugar especial donde leer, empezar haciéndose preguntas del tema, leer con música a alto volumen o leer comiendo. Sin embargo, que sucede con las personas que no leyeron esa enorme cantidad de lectura y le es difícil iniciar con un libro de bastantes hojas y de temas más complicados.


Las personas se limitan a no leer o leer simplemente periódicos con un nivel de dificultad nula y de redacción cuestionable. Se le reclama mucho que no leen y que en otros países cada persona lee 5 a 6 libros por año. Pero, no vemos o no queremos ver el problema de fondo y de dónde se origina ello. Probablemente este problema sea un arrastre de lo que sucede en el colegio donde el estudiante lee y existe un plan lector, que consta de un libro con preguntas, que tienen que trabajar y está dividida en niveles de comprensión. No obstante, se olvidan de una parte importante y es la motivación por leer, es decir, que empieces a leer por interés propio y no por la nota o pasar el aburrido curso de comunicación. No recuerdo en los 5 años de educación secundaria que me dijeran elije un libro que te guste y léelo; esto pasa en la mayoría de colegios estatales y particulares, entonces la persona ya tiene una predisposición mala a la lectura. Es bien sabido que una de las recomendaciones para adquirir el hábito de lectura es el de elegir lecturas que sean de nuestro interés, que nos apasione, que nos llame la atención; con la finalidad de que el leer sea un deleite y una actividad amena, no forzada por la nota o porque en otros lugares leen más.


No se puede hablar de hábitos de lectura si no leemos, es importante iniciar con lecturas que atraiga nuestro interés, con la motivación correcta necesaria para iniciar ya se puede hablar de otras características importantes, como buen ambiente, mantener la espalda recta y el mentón ligeramente levantado, tener el libro a una distancia adecuada, etc. Estas son recomendaciones que se deben de seguir; sin embargo, cada uno de nosotros, en la práctica de la lectura, encontrará sus hábitos propios que le permitan sentir más cómodo y comprender mejor los diferentes temas que estén leyendo. Es importante resaltar que se debe encontrar una herramienta que le permita identificar, jerarquizar y comprender las ideas del texto. Para ello existen técnicas como el subrayado de las partes más importante, realización de mapas conceptuales, realizar un resumen de la lectura con las ideas más resaltantes.


Por último, debemos recordar que nosotros como universitarios podemos empezar a cambiar esto en nuestros hogares, invitándolos a la lectura y compartiendo libros, separatas, obras literarias y demás materiales de lectura que sean de interés común de la familia o personal de cada miembro, para que formen sus propios hábitos de lectura.



TOMÁS YARANGA COLQUICOCHA

EAP PSICOLOGÍA

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